MEDIO AMBIENTE

 

 

Las bolsas de plástico y el medio ambiente

 

¿Por qué las bolsas de plástico son malas para el medio ambiente?
“Por dos razones fundamentales: porque no son biodegradables (las bolsas de plástico no se descomponen como otros residuos y pueden permanecer cien años inalterables), y porque cada día se generan enormes cantidades. Su creciente proliferación se debe a sus características (impermeabilidad, resistencia) y a su bajo coste de producción, lo que ha provocado que los comercios ofrezcan estas bolsas de un solo uso de forma gratuita a cambio de plasmar en ellas su marca comercial”, expresa José Luis Ollo, de la Mancomunidad de la Comarca de Pamplona.

José Ramón Isasi, del departamento de Química de la Universidad de Navarra (UN), explica: “El polietileno, plástico utilizado para fabricar las bolsas, es completamente inerte. Ese es también su principal problema, puesto que no puede ser degradado por los microorganismos ni por los agentes ambientales (luz, aire, humedad). Las bolsas y otros envases que se abandonan en el campo o en el mar pueden permanecer ahí por un tiempo indefinido”.

“Es un material que tarda mucho tiempo en desaparecer de la naturaleza y que tiene un uso muy corto e irracional. Además, hacen falta hidrocarburos para fabricarlas. Contribuyen al cambio climático y a la contaminación atmosférica, tanto al fabricarse como en su incineración”, expone Carlos Vallecillo de WWF/Adena.

“Todavía hay carencias en la gestión de los residuos en nuestro país: muchos basureros no están aislados y las bolsas acaban en lugares como el mar y los campos. Animales marinos como las tortugas o las ballenas pueden ingerir dichas bolsas y morir por un colapso del sistema digestivo. Al igual que otros tipos de residuos pueden acabar también, por ejemplo, en los nidos de las cigüeñas enredándose en las patas de los pollitos y generándoles deformaciones que les impiden ponerse de pie”, afirma Vallecillo.

¿Cuántas bolsas consume una persona al año? ¿Qué supone en Pamplona?
“Se estima que cada español utiliza unas doscientas al año, una cantidad sin duda excesiva. En una ciudad como Pamplona supone millones de bolsas”, explica el profesor Isasi de la UN.

“No se conoce el número exacto que se consume, pero sí hay datos referentes al peso de estas. En el año 2007 los residuos urbanos generados en la Comarca de Pamplona incluyeron 3.227 toneladas de bolsas (comerciales y de basura). Esto quiere decir que cada habitante de la Comarca generó 9,8 kg. durante el pasado año”, asegura Ollo.

“El 19% de estas bolsas se destinan al contenedor de envases, para que sean adecuadamente separadas y recicladas. El 81% restante acaba en los contenedores de materia orgánica y resto, pero no por error al reciclar sino por la reutilización de las bolsas comerciales como bolsas de basura. Concluye: “Los hábitos de consumo y comercialización nos han llevado a un uso excesivo de bolsas de plástico, que se traduce en una cantidad enorme de este tipo de residuo”.

¿Qué soluciones existen para controlar este problema?
“Además del reciclaje en su contenedor correspondiente, la principal solución es su reutilización. Por otro lado cabe destacar su incineración, ya que permite recuperar gran parte de la energía invertida para su producción”.

“Aunque en la actualidad el polietileno se obtiene del petróleo, en Brasil ya se está produciendo a partir del etanol, generado por fermentación de la caña de azúcar o del maíz. Los “bioplásticos” son químicamente idénticos a los plásticos producidos a partir del petróleo pero, debido a su origen renovable, no contribuyen al efecto invernadero”.

“Otra posible solución es el empleo de bolsas biodegradables. Aunque debe garantizarse que se destinan a compostaje puesto que tampoco se degradan fácilmente en condiciones normales”, propone el profesor Isasi.

 

“Las bolsas que ya están en los vertederos pueden tardar hasta 100 años en descomponerse, algo que no ocurre con la materia orgánica. Para solucionar este problema conviene, por una parte, reducir su uso. Para ello, en algunos países se están implantando impuestos que gravan el uso de las bolsas con el objetivo de reducir su utilización y, de paso, recaudar fondos con fines medioambientales. Por otra parte, el consumidor tiene como alternativa las bolsas reutilizables. Otra medida es que los comercios dispensen bolsas fabricadas con plásticos biodegradables, de manera que el residuo generado sufra un proceso de descomposición similar al de otros residuos orgánicos”, plantea José Luis Ollo.

 

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Vallecillo explica las diferentes soluciones: “Una primera sería que los fabricantes de bolsas tuvieran que pagar un canon por la recuperación y la gestión de estos residuos. Existen muchos países en los que los supermercados cobran unos pocos céntimos por la bolsa: al no ser gratuita el consumidor la valora más”.

“Un segundo paso sería sustituirlas por otro tipo de envase o bolsa. Ya hay tiendas que promocionan la compra de una más resistente que cambian al consumidor cuando se rompe, estimulando así la reutilización y la recogida para el reciclaje. Otras empresas empiezan a utilizar bolsas biodegradables, de almidón por ejemplo, algo que en mi opinión no es lo más idóneo porque demandan mucha energía y materia prima en su fabricación, aunque al menos tienen un impacto ambiental menor”.

“La solución definitiva, la más radical y la mejor es dejar de utilizar las bolsas de plástico y llevar las nuestras propias a la compra, ya sea un carro, una bolsa de tela, etc. Se invierte mucho en la fabricación de bolsas de plástico y en su posterior tratamiento como residuo y reciclaje, para un uso que normalmente dura muy poco. Lo ideal es fomentar la cultura de la reutilización y no del derroche. Me gusta la idea del Furoshiki* en Japón, por ejemplo”.

Para Vallecillo es urgente mejorar el tratamiento de las basuras en general: “Los problemas ambientales aislados quizás no parezcan muy grandes, pero sumados a otros muchos producen efectos graves. Las bolsas son una cuestión fácil de solucionar técnicamente, cambiar la mentalidad de la gente tal vez sea una labor más compleja”.

 
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